Nuestras chicas del Cadete de Baloncesto, tuvieron la oportunidad de disfrutar de una experiencia que a buen seguro, cambia muchas de sus percepciones dentro del deporte, pero sobre todo y lo MÁS importante: a futuro en sus vidas.

Jugar a tu deporte, con limitaciones físicas, sentada en una silla de ruedas, con la canasta igual de alta, otras reglas adaptas, y los miedos y prejuicios iniciales... consigue que no estés a la altura.

Pero avanza la sesión y ves que si te empeñas, si te lo propones y das lo mejor de ti, vuelve a ser un juego; con otros matices, otros objetivos y otros premios.

¿Hay más allá de la competición?

Las sonrisas, caras de concentración, empatía con nuestros maestros de ceremonia y compañeros de sesión, capacidad de superación y lo MÁS importante: olvidar ese objetivo que nos invade demasiado, la competición, el resultado, las falsas obligaciones; para entregarnos a aprender de esas maravillosas personas que se dieron enteras a enseñarnos su deporte, nuestro deporte, desde su capacidad especial, y desde un punto de vista físico y de perspectiva, que te inunda de agradecimiento y de complicidad.

Gracias a Sonia por su invitación, por su saber, por su ilusión y sonrisa.

Gracias a CBLR, el Club que hace posible que estos deportistas se conviertan en héroes cada vez que nos enseñan en una de estas iniciativas.

Gracias a José Mera, por pensar en Caldeiro, y demostrar su valía profesional y personal.

Y por supuesto, gracias a estas chicas y sus familias por estar convencidos de que conociendo y viviendo, uno se hace mejor.

Gracias al Club Deportivo Caldeiro por permitirnos vivir tamaña experiencia.

Por último, ese grito que te eriza la piel cuando abrazas el hombro de esos chicos:

“¡Equipoo..Unido!!! ¡Equipoo..Unido!!! ¡123..Rozas!!!”

[Jorge Martínez Torralbo | Coordinador de Baloncesto]